Sin dudas no al menos por la meteorología- partió este año la
Procesión de la Oración del Huerto de la sede de la Muy Antigua,
Venerable y Dominicana Cofradía Penitencial y Sacramental de la Santa
Vera-Cruz, de Nuestra Señora Madre de la Iglesia, del Niño Jesús y de la
Resurrección de Cristo, que es el nombre y apellidos de la comúnmente
conocida como Vera Cruz.
Y lo hizo más arropada que nunca, con cientos de palentinos que se
agolparon en la calle Obispo Manuel González hasta que, a eso de las
19,45 horas, los toques de tararú marcaron la apertura de puertas del
Palacio de la Vera Cruz y, oficialmente, el comienzo de la Procesión.
Los pasos se incorporaron al desfile en el orden marcado y, siempre,
tras el toque de trompeta a su paso por la puerta de la sede de la
Cofradía. Abrió El Lavatorio, portado por los cofrades del Santo
Sepulcro y su agrupación musical, y continuó La Sagrada Cena, La Oración
del Huerto, Las Lágrimas de San Pedro, La Coronación de Espinas, San
Juan y el Santísimo Cristo del Otero de San Pablo. Desfile no muy
numeroso en cuanto a cuadros cofrades de otras hermandades, todo hay que
decirlo.
Si en los últimos años las lágrimas en las caras de algunos ciudadanos
eran de frustración por la lluvia y el mal tiempo, las que se vieron
ayer eran de pura alegría. Sobre todo cuando se abrieron las puertas del
Palacio por segunda vez, señal inequívoca de que había llegado el turno
de la incorporación de los hermanos de la Vera Cruz a la Procesión.
Primero hizo presencia la imagen del Cristo Yacente y, después, comenzó
a salir un numeroso cuadro de cofrades, entre los que destacó el
estandarte con los crespones negros de la hermandad, uno por cada
cofrade fallecido en el último año, y la formación de los más jóvenes,
con los pasos de la Virgen y la Cruz.
Con las notas de fondo del Himno de España, interpretado por la
Agrupación Musical de la Cofradía, llegó el turno del paso de Nuestra
Señora de la Vera-Cruz, con un espectacular adorno de flores, arropado
también por la Banda Municipal de Música, que también interpretó el
himno dedicado a la Cofradía.
Un nuevo toque de tararú avisó de nuevo la apertura de las puertas del
Palacio de la Vera Cruz para dejar salir a la imagen titular de la
Cofradía, el Lignum Crucis, que contiene el fragmento de la cruz en la
que fue crucificado el Hijo de Dios. Mientras el incienso purificaba el
camino por el que discurría el paso, la Agrupación Musical interpretaba
de nuevo el Himno de España.
Ya en formación, se llevó a cabo la tradicional oración por los
hermanos cofrades fallecidos. Tres toques de tararú marcaron la hora de
emprender el camino y, por fin, sonaron la campanas, una grave y otra
aguda, que marcan el izado de estos dos pasos. ¡Al cielo con ellas! Un
nutrido grupo de manolas, más de medio centenar, y las autoridades
completaron la formación cuya cabecera, cuando esto sucedía, alcanzaba
ya la plaza de León.
Si ya en años anteriores, cuando el tiempo no acompañaba, la Procesión
recorrió las calles del centro de la ciudad arropada por los ciudadanos;
ayer, con una tarde-noche primaveral, el apoyo del público al desfile
religioso fue sobresaliente.
En puntos como la plaza de San Pablo, la Calle y Plaza Mayor y, por
supuesto a la altura de los Cuatro Cantones, había gente esperando desde
alguna hora antes del inicio de la Procesión.
De nuevo, cuando los cofrades levantaron a pulso los pasos para salvar
los obstáculos de los Cuatro Cantones, se vivió uno de los momentos más
especiales de esta Procesión de la Oración del Huerto, proeza que quizá
no esté tan vinculado a la religiosidad como otros hechos -el saludo del
Lignum Crucis en la Capilla de los Nazarenos fue realmente sentido-
pero que tiene sus seguidores incondicionales.
Superado este punto, la Procesión acometió su último tramo. Siempre a paso lento y solemne.
Fuente: Diario Palentino
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