sábado, 19 de abril de 2014

El dolor de la madre

En completo silencio se desarrolló en la madrugada del Jueves Santo la Procesión de la Quinta Angustia. Cargado a hombros por 36 cofrades, el paso de La Quinta Angustia recorrió el centro de la capital hasta llegar a la iglesia conventual de Santa Clara, donde se produjo el Encuentro con la Cruz. La Virgen se detuvo ante la puerta del templo, donde un coro formado por diez cofrades del Santo Sepulcro cantó a la imagen mientras era mecida por los portadores.
A continuación, la procesión continuó su recorrido hasta la plaza de San Francisco, donde se encontró con la otra procesión que en esos momentos desfilaba por la capital, la de Luz y Tinieblas. Por un lado de la plaza llegó La Quinta Angustia y por el acceso contrario el Santo Cristo Señor de la Vida y la Muerte. Ambas imágenes entraron simultáneamente en la plaza para situarse frente a frente y ser balanceadas al ritmo del tambor. Así, se escenificó el momento en el que Madre e Hijo se encuentran en el Calvario en un lugar con gran significado, ya que la iglesia de San Francisco es el origen de la Semana Santa palentina y de la fundación de las dos cofradías que ayer desfilaron, la del Santo Sepulcro y la de la Hermandad de la Virgen de la Piedad. Un hermano de esta última destacó que el encuentro «es un momento intenso» y recordó a los presentes el papel de las madres en la vida de los hijos. Por su parte, el sacerdote recordó que «este momento sirve para acompañar a La Quinta Angustia en su dolor al ver a su Hijo crucificado a favor de la salvación del Hombre». Posteriormente, los cofrades hicieron la promesa para corresponder al amor de la madre y se inició así el Triduo Santo.
Tras este momento, las procesiones retomaron el camino de regreso a sus respectivas cofradías.




Fuente: Diario Palentino

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