A continuación, la procesión continuó su recorrido hasta la plaza de San Francisco, donde se encontró con la otra procesión que en esos momentos desfilaba por la capital, la de Luz y Tinieblas. Por un lado de la plaza llegó La Quinta Angustia y por el acceso contrario el Santo Cristo Señor de la Vida y la Muerte. Ambas imágenes entraron simultáneamente en la plaza para situarse frente a frente y ser balanceadas al ritmo del tambor. Así, se escenificó el momento en el que Madre e Hijo se encuentran en el Calvario en un lugar con gran significado, ya que la iglesia de San Francisco es el origen de la Semana Santa palentina y de la fundación de las dos cofradías que ayer desfilaron, la del Santo Sepulcro y la de la Hermandad de la Virgen de la Piedad. Un hermano de esta última destacó que el encuentro «es un momento intenso» y recordó a los presentes el papel de las madres en la vida de los hijos. Por su parte, el sacerdote recordó que «este momento sirve para acompañar a La Quinta Angustia en su dolor al ver a su Hijo crucificado a favor de la salvación del Hombre». Posteriormente, los cofrades hicieron la promesa para corresponder al amor de la madre y se inició así el Triduo Santo.
Tras este momento, las procesiones retomaron el camino de regreso a sus respectivas cofradías.
Fuente: Diario Palentino
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