En completo silencio se
desarrolló en la madrugada del Jueves Santo la Procesión de la Quinta
Angustia. Cargado a hombros por 36 cofrades, el paso de La Quinta
Angustia recorrió el centro de la capital hasta llegar a la iglesia
conventual de Santa Clara, donde se produjo el Encuentro con la Cruz. La
Virgen se detuvo ante la puerta del templo, donde un coro formado por
diez cofrades del Santo Sepulcro cantó a la imagen mientras era mecida
por los portadores.
A continuación, la procesión continuó su recorrido hasta la plaza de
San Francisco, donde se encontró con la otra procesión que en esos
momentos desfilaba por la capital, la de Luz y Tinieblas. Por un lado de
la plaza llegó La Quinta Angustia y por el acceso contrario el Santo
Cristo Señor de la Vida y la Muerte. Ambas imágenes entraron
simultáneamente en la plaza para situarse frente a frente y ser
balanceadas al ritmo del tambor. Así, se escenificó el momento en el que
Madre e Hijo se encuentran en el Calvario en un lugar con gran
significado, ya que la iglesia de San Francisco es el origen de la
Semana Santa palentina y de la fundación de las dos cofradías que ayer
desfilaron, la del Santo Sepulcro y la de la Hermandad de la Virgen de
la Piedad. Un hermano de esta última destacó que el encuentro «es un
momento intenso» y recordó a los presentes el papel de las madres en la
vida de los hijos. Por su parte, el sacerdote recordó que «este momento
sirve para acompañar a La Quinta Angustia en su dolor al ver a su Hijo
crucificado a favor de la salvación del Hombre». Posteriormente, los
cofrades hicieron la promesa para corresponder al amor de la madre y se
inició así el Triduo Santo.
Tras este momento, las procesiones retomaron el camino de regreso a sus respectivas cofradías.
Fuente: Diario Palentino
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